martes, 29 de junio de 2010

Dudamel y la Sinfónica Simón Bolívar ¡en la Acrópolis de Atenas!

Con un aforo completamente lleno, unas 5 mil personas, totalidad de entradas vendidas tres días antes del evento, el director Gustavo Dudamel y la Sinfónica de la Juventud Simón Bolívar escribieron otro capítulo en la historia de Atenas, con la interpretación de La Consagración de la Primavera.

A continuación lea la reseña de otra presentación histórica de la Sinfónica Simón Bolívar:

El Odeon de Hérodes Atticus, un anfiteatro milenario en la Acrópolis de Atenas, está prohibido terminantemente tomar fotos, con o sin flash, pero cuando, a oscuras, los venezolanos se ponían la chaqueta con la bandera de Venezuela, cientos de cámaras de celulares estaban encendidas.


Los guías de sala se miraban entre sí. Nada se podía hacer. Tampoco pudieron hacer nada para evitar que se congestionara la trastienda del escenario más del tiempo que los organizadores hubieran deseado.

Hasta el último momento, los espectadores hacían cola para saludar a los músicos y en el camerino de Gustavo Dudamel estaban, sin pensar en el reloj, el gran violinista Leonidas Kavakos, quien confesó su deseo de ir a tocar en Venezuela, y el gran compositor griego Mikis Theodorakis.

Toda esta ruptura protocolar en la Atenas milenaria se produjo luego de que los músicos de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar revivieran la osadía de un compositor como Igor Stravinsky, quien, en 1913, se atrevió a hacer una obra que también quebró con todas las reglas de una época: La consagración de la primavera. La composición narra el delirio de una mujer que debe danzar hasta morir, como un ritual para agradar a los dioses y consagrar la primavera. Frente a 5000 almas sobre las gradas de mármol del Odeón de Herodes Atticus, los venezolanos se atrevieron a consagrar la primavera en pleno verano y en la cuna de los dioses griegos.

En diagonal, el Parthenon, más allá la esquina que sobrevive del Templo de Zeus. Hoy, en donde quedan ruinas arquitectónicas pero el acervo de la memoria, los venezolanos, guiados por Gustavo Dudamel, construían un nuevo capítulo de su historia.

Theodorakis, que por motivos de salud, sale muy poco de su casa, señalaba que en estos músicos se halla un milagro y una revolución para la cultura. Suspiró con el deseo de escuchar el Canto General a Neruda, que compuso hace mas de 30 años, tocado por venezolanos. “Quizá sea una oportunidad para que sea tocado como realmente se tiene que tocar”, dijo en el intermedio del concierto, luego de que se interpretara la Sinfónia Nº 5, de Ludwig van Beethoven.

El reconocido compositor griego abogó por la creación de una orquesta sinfónica integrada por venezolanos y por griegos, idea que fue aplaudida por 370 personas que llenaron, el martes, una de las salas del Megaron, uno de los principales teatros de Grecia, para escuchar al maestro José Antonio Abreu narrar parte de la historia y la filosofía de El Sistema como proyecto social, y a otros cuatro panelistas griegos explicar los proyectos llevan adelante en la República Helénica y que está inspirados por el sistema venezolano.

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