viernes, 29 de octubre de 2010

Cazando al oso


Charito Rojas




“Cuando era niño me decían que cualquiera podía llegar a presidente de la Nación. Estoy comenzando a creerlo”. Clarence S. Darrow (1857–1938), abogado nacido en Illinois, directivo de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles.

El Comandante cree que le metió el dedo en el ojo a su odiado “Imperio”, expropiando la filial venezolana de la transnacional norteamericana Owens Illinois. En realidad, le fregó la vida a los 1.200 trabajadores directos, a los más de 3.000 indirectos, a los consumidores que muy pronto van a ver la falla de los envases vítreos en el mercado… y a Empresas Polar. Sí, Polar consume el 80% de los envases de vidrio que hace Owens Illinois: las mayonesas, las salsas y la cervecita Polar vienen en botellas que dicen OI.

Ladinamente se dio cuenta de la impopularidad de medidas que afectarán frontalmente a Polar, entonces decidió el camino de siempre, el de los villanos, el de los abusadores, el de los canallas: aprovecharse del poder para destruir todo el aparataje que sustenta la más grande empresa de alimentos del país. El gobierno tiene azotada a Empresas Polar a punta de inspecciones, multas, procedimientos administrativos, impuestos y acoso de funcionarios de todo orden. Le implosiona la paz laboral con grupúsculos de tarifados que toman los portones de empresas como EFE para que los trabajadores no puedan ingresar, paralizando así la producción y generando pérdidas a la empresa.

El éxito de Polar tiene que ser envidiado por esta partida de incapaces que ha destruido los buques insignia del progreso en Venezuela, verbigracia, Pdvsa, el Metro de Caracas, el Teresa Carreño, por mencionar sólo los más emblemáticos. Todo lo que tocan lo destruyen: la desolación y miseria que vemos en este país petrolero es injustificable, después de once años de gobierno omnímodo, absoluto y con los ingresos más fabulosos que haya tenido gobierno alguno. Todo lo han malgastado en una revolución encaminada a endiosar a un hombre construido del peor barro del país. No hay justificación para la desinversión en infraestructura, en servicios básicos, en la red hospitalaria, en los centros educacionales. Es una vergüenza que a estas alturas aleguen que no los dejan gobernar o peor aún que no tienen recursos. Unos desgraciados que fungen de gobernadores, alcaldes, diputados, aplauden y doblan el lomo ante órdenes que perjudican directamente a las personas que los eligieron. Qué pena dan esos diputados que aprueban leyes que despojan a los ciudadanos decentes para favorecer a una horda de mantenidos y sinvergüenzas que medran en las cercanías del poder. Qué infamia la de esos gobernadores que no defendieron las competencias de sus estados y permitieron que les quitasen los logros de la descentralización que proveían de recursos a las regiones. Malditos los soldados que vuelven sus armas contra su pueblo, decía Bolívar. Y eso es lo que sucede en este pobre país donde una corrupta y malvada clase gobernante esta exterminando todo lo que sirve y vale.

Cuando el Comandante, único dueño de este país según se puede ver, se levanta con ánimos de expropiar, no escoge huesos secos. No, a él le gusta el lomito. El Hato El Frío, El Charcote, la Agropecuaria Flora, la hacienda Santa Teresa o la Santa Clara, el Valle del Turbio, los fundos de Guárico. Las consecuencias están a la vista: campos yermos, desabastecimiento, importación y pudrición masiva de alimentos. No se estimula la producción agrícola nacional sino que se da trabajo a los agricultores y ganaderos de otros países que están felices porque Venezuela les está comprando a precio internacional su producción. Y el Comandante feliz, porque según él está arruinando a la oligarquía, los campesinos sacan siete topochos donde antes se extraían toneladas de caña de azúcar y además, logra el apoyo político de los países beneficiarios de su manía importadoras. Y por supuesto, también están felices los funcionarios de segundo y tercer orden que se llenan las alforjas en las negociaciones, que rapiñan los bienes expropiados, que viven de la desgracia del prójimo.

El año pasado el régimen expropió 131 empresas, sin contar con las expropiaciones o confiscaciones agrícolas. Este año, en menos de 10 meses, ha expropiado 200 empresas. Cercando el target. El target es Polar. Un paso muy importante lo dio expropiando a Agroisleña, un gigante de la venta y distribución de implementos, fertilizantes y equipos agropecuarios, que daba créditos a 18.000 pequeños empresarios del campo. Los empleados de Agroisleña han denunciado maltratos y despidos. Les dicen que son “guarimberos” y “contrarrevolucionarios” porque se resisten a que su empresa sea controlada por un gobierno que no ha sido siquiera capaz de mantenerles los bombillos encendidos a los venezolanos. Agroisleña era un importante suplidor de los cultivos que suministran materia prima a Empresas Polar. Ese fue un golpe noble, uno bien fuerte en la cadena de jabs que viene dándole el gobierno al oso para tumbarlo.

Ahora es Owens Illinois. La estupidez oficial se relame pensando en el gran punto que se anotaron en su lucha antiimperialista. Ni siquiera saben que la filial venezolana representa sólo el 5% de la producción de este gigante mundial que fabrica el 40% de los envases de vidrio usados en el plantea. Los fundamentos alegados para la expropiación sólo hablan de la estupidez intelectual y moral del régimen. Si estaban contaminando el ambiente, ¿dónde están las acciones del Ministerio del Ambiente contra ellos? ¿Dónde están las multas, las negociaciones, que deben existir en países civilizados? Ah, pero es que también los expropiaron porque tratan mal a los empleados y los están explotando. Entonces ni siquiera hablaron con esos empleados a los que supuestamente están defendiendo, porque ellos ya se manifestaron en contra de la expropiación, están negociando un contrato colectivo a ser firmado en noviembre y del cual ya tienen 85% de las cláusulas aprobadas. Además el gobierno no preguntó antes de expropiar el sueldo promedio de los trabajadores de planta de OI: Bs.F. 2.500, más bonos, más cesta ticket, más beneficios contractuales. Por eso los empleados de Owens están tan indignados: saben que el Comandante no los defiende a ellos sino que quiere jorobar a Polar.

El gobierno expropió a las cementeras transnacionales y no hay cemento en el país, estatizó a Sidor y no hay acero, expropia areneras y granzoneras y no hay asfalto, expropia fincas y no hay leche, carne, azúcar, arroz. Prepárense: Owens Illinois fabrica los envases de vidrio de estos productos Polar: Mazeite, Yukery, Pampero, La Torre del Oro, Campoamor, Colcafe, Gatorade, maltas y cervezas Polar, Regional.

Owens Illinois, con más de 50 años de operación en Venezuela, con personal totalmente venezolano, también suministra envases para compotas, aguas, otras marcas de refrescos, productos de belleza y ojo, para muchas medicinas que no pueden ser envasadas en plástico. Así que conociendo la manifiesta incapacidad de la administración chavista, auguramos que una gran cantidad de productos indispensables en nuestras vidas escasearán en corto plazo.

La revolución exterminadora ronda al oso y los venezolanos y sus líderes deben tomar acciones que frenen esta destrucción masiva del país. Hay que apelar al sentimiento patrio de los militares para que cumplan su obligación de hacer respetar la Constitución, al igual que los jueces, fiscales y administradores de la justicia. Dejen el uniforme, dejen los cargos, si no son capaces de proteger los derechos de los venezolanos que hoy se encuentran indefensos ante la rapiña de un régimen depredador que en muy poco tiempo, si le dejamos, no dejará piedra sobre piedra.

NOTITARDE

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