martes, 6 de marzo de 2012

La guerra por la Ñ

En 1991, una auténtica guerra cultural estalló cuando la Comunidad Económica Europea (CEE) impulsó de forma imprudente el proyecto de algunos fabricantes de ordenadores, que pretendían comercializar teclados sin Ñ.

Hasta ese momento, existía una reglamentación que impedía comercializar en España productos informáticos que no tuvieran en cuenta "todas las características del sistema gráfico del español".

La UE estimó que esa disposición equivalía a una medida proteccionista que violaba el principio de libre circulación de mercancías.

Como era previsible, la primera en reaccionar fue la Real Academia Española (RAE). La desaparición de la Ñ de los teclados, proclamó en un informe divulgado en 1991, representaría "un atentado grave contra la lengua oficial".

El colombiano Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura 1982 (feliz cumpleaños hoy, Gabo), afirmó:

Es escandaloso que la CE (Comunidad Europea) se haya atrevido a proponer a España la eliminación de la eñe (...) sólo por razones de comodidad comercial (...) Los autores de semejante abuso y de tamaña arrogancia deberían saber que la eñe no es una antigualla arqueológica, sino todo lo contrario: un salto cultural de una lengua romance que dejó atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos.
Gabriel García Márquez

Mientras que la poetisa argentina María Elena Walsh, quien en el diario La Nación de Buenos Aires señaló:

¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta el apócope... Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece (...) La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software (...) Luchemos para no añadir más leña a la hoguera donde se debate nuestro discriminado signo (...) La eñe es gente.
María Elena Walsh, en el diario La Nación.

En todo caso, para consolidar la protección de la letra, el gobierno español respondió en 1993 con una ley que salvaba a la Ñ, acogiéndose al Tratado de Maastricht, siendo ya la Unión Europea (UE), que admite excepciones de carácter cultural.

Véan también N

WIKIPEDIA

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