jueves, 11 de agosto de 2011

Edgar Ramírez en una película colombiana sangrienta

Un solo diablo y tres nacionalidades hacen parte del nuevo filme protagonizado por el venezolano Edgar Ramírez, quien interpreta a un hombre perseguido por su pasado violento.

Ramírez comparte escenario con el peruano Salvador del Solar, el venezolano Albi de Abreu y los colombianos Carolina Gómez, Ricardo Vélez y Patrick Delmas.

La cinta, sumamente sangrienta, Saluda al Diablo de mi parte, del director Juan Felipe Orozco y del guionista Carlos Esteban Orozco se estrenará este viernes en los cines colombianos.

El diario colombiano El Espectador destaca la actuación del actor venezolano más cotizado del momento, Edgar Ramírez, nominado a los premios Emmy por la serie Carlos “El Chacal”. Él comparte créditos Carolina Gómez, Ricardo Vélez, el peruano Salvador del Solar y su coterráneo Albi De Abreu.

La cinta plantea un discurso sobre la capacidad que tiene el ser humano de perdonar o no, en un marco complejo como el proceso de reinserción a la vida común de los actores violentos del conflicto armado colombiano. Aquí lo que adelantan los hermanos Orozco sobre el filme.

—¿Por qué decidieron pasar de un género como el terror al thriller?

—La verdad lo extraño para nosotros fue comenzar con el terror. Aunque crecimos viendo muchas cintas de este género en los años 80 la verdad nunca nos vimos haciéndolas. Decidimos entonces adentrarnos en un género muy diferente entre comillas, porque películas coreanas como “OldBoy”, “Mother” o “Memories of a Murder” nos abrieron el apetito por las historias oscuras y macabras. Creo que esa fue la génesis de “Saluda al Diablo de mi parte”, queríamos una película sin escrúpulos, muy sangrienta. Llevamos los dramas más intensos al terreno de lo psicológico, los personajes atormentados y los escenarios fríos y lúgubres.

—¿Hay mucho suspenso?

—El suspenso es algo muy natural en nosotros. Nos esforzamos mucho en que los personajes que estén en pantalla realmente vivan, que no sean marionetas dando diálogos, tal vez por eso nos metemos tanto en el drama de los personajes. Es algo que envidiamos a directores como Tarantino y Paul Thomas Anderson, ese poder de crear personajes que parece que salieran de la pantalla.

—¿De dónde viene la fascinación por estas historias?

—Nuestra mamá nos hace la misma pregunta con un poco de miedo jajaja. Nos encanta mucho lo macabro.

— ¿Por qué deciden darle a la historia un discurso o tono político al atarla a un contexto como el del proceso de desmovilización y no se quedaron con el cine de género?

—Esta es una pregunta muy complicada. Nosotros no somos propiamente cineastas autóctonos por así decirlo, de hecho nuestro primer filme trató de ser lo más universal posible. Creo que en el “Espectro” logramos muy bien mostrar a Colombia pero cubrirla con el velo del género. Cuando nos enfrentamos a “El Diablo” nos hicimos la misma pregunta. Ambas opciones eran igual de poderosas, porque por un la narrativa es lo que más nos apasiona, y queríamos contar una historia sobre la venganza y cómo ésta carcomía al vengador.


—¿Esa era la premisa original?

—Sí, pero teníamos un gusanito en la cabeza que nos hacía ver hacia México y Brasil, y nos hacía pensar que Colombia necesitaba una película “Glocal”, ya sabes, abordar lo global desde lo local, tomar nuestros problemas mas profundos y universalizarlos, como sucedió con filmes como Ciudad de Dios, Tropa de Élite y Amores Perros. Esta pregunta nos la vamos a hacer hasta el día de nuestra muerte, porque hay muchos a quienes les parece increíble, sobre todo el público internacional, pero también a muchos no les ha gustado el tono local, ha sido algo muy raro. Simplemente seguimos nuestros instintos.

—¿Hieren algunas susceptibilidades?

— “Saluda al diablo de mi parte” no trata sobre lo que pensamos de la Ley de Justicia y paz. Trata sobre alguien que cometió muchos errores y ahora quiere reconstruir su vida, y alguien que creé que esa persona no tiene derecho a hacerlo, porque debe pagar por sus crímenes. La Ley de Justicia y Paz nos sirvió como elemento de arranque, de contextualización, pero a diferencia de muchos cineastas, “El Diablo” no es un juicio personal con tintes políticos, lo que queríamos hacer era construir personajes tan completos y complejos, que fuera muy difícil reconocer si eran buenos o malos a simple vista.

— ¿Cuáles fueron las razones para elegir a Edgar Ramírez?

—El actor Juan Pablo Raba nos presentó a Edgar cuando vino a promocionar en Colombia “Vantage Point”. Nosotros ya habíamos visto su trabajo en “Domino” y en “Bourne Ultimatum”, y la verdad nos encantaba su look, y cuando lo conocimos de hecho ni le mencionamos sobre “El Diablo” porque nos parecía una locura pensar que alguien como él se le midiera a un proyecto tan pequeño, pero las circunstancias se dieron, nos atrevimos a enviarle el guión, a él le encantó y comenzamos a camellar juntos.

—¿Cuánto se demoraron haciendo la cinta?

—La película se comenzó a rodar en el 2008, a mitad nos quedamos sin dinero, nos tocó suspender todo. Edgar viajó a Francia y comenzó a filmar “Carlos”, mientras nosotros insistíamos en los Premios del Fondo de Cine y en conseguir inversión pero todo fue muy complicado. Comenzando el 2010, Edgar había quedado libre de todos los compromisos y conseguimos unos socios muy grandes fuera del país. Al final la película no ganó ningún premio del Fondo y nos vimos obligados a terminar esta enorme producción con ingresos totalmente privados, algo que aunque fue una locura también fue una gran bendición y nos enseñó a hacer cine sin mucha plata.



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