El pueblo de Barinas, donde nació el Presidente, es el único lugar de Venezuela en el que las tres instancias ejecutivas están al mando de una sola familia. Las esperanzas de los habitantes de ver prosperar la zona chocaron con el control político.
Ante el 7-O reinan el silencio, el temor y la incertidumbre.
A través de un reportaje publicado en la página web de El Nacional, podrán conocer la situación del pueblo de Sabaneta, ubicado en el estado Barinas, donde -según dicen- reina la familia Chávez.
Acá el reportaje…
SABRINA SEGOVIA El pueblo de Barinas, donde nació el Presidente, es el único lugar de Venezuela en el que las tres instancias ejecutivas están al mando de una sola familia. Las esperanzas de los habitantes de ver prosperar la zona chocaron con el control político. Ante el 7-O reinan el silencio, el temor y la incertidumbre
De la casa donde nació Hugo Rafael, segundo hijo de Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías, sólo sobrevive un modesto casi escuálido árbol de merey. La vivienda, en el caserío Los Rastrojos, localizado a 10 kilómetros de Sabaneta de Barinas, fue derrumbada. Pero a pesar de la demolición de parte esencial de la historia de vida del Presidente, es imposible no sentirse bombardeado por su imagen y la de su familia: Aníbal Chávez es el alcalde de Sabaneta; Adán Chávez es el gobernador de Barinas y Hugo Chávez es el presidente de la República.
En la Mesopotamia de Barinas como llaman a Sabaneta porque está rodeada por los ríos Masparro y Boconó todas las instancias del Poder Ejecutivo están en manos de una familia y en cada esquina hay afiches, vallas, pintas y murales que amplifican la visibilidad de esa línea de poder.
“Lo que pasa aquí no se ve en ninguna parte: puro Chávez en el poder. Se desaprovechó una oportunidad de oro. No hay progreso, pero Sabaneta está disfrazada”, dijo José Torres, productor agropecuario, que nació en el pueblo hace setenta años. “Esta es una coyuntura que nunca antes había pasado, y si Sabaneta no la aprovechó, ya no lo aprovechamos. Aquí hay pura megalomanía”, exclamó Ricardo Aro, fundador del MBR 200 de Barinas.
Ambos ancianos, que alguna vez fueron cercanos a los Chávez, viven en el territorio que vio la transformación de la “familia real de Barinas”, como algunos la han bautizado.
El lugar, a poco más de un mes de las elecciones presidenciales, parece un parque temático rojo rojito que se exacerba en época electoral.
Por primera vez en 13 años, Hugo Chávez participará en una elección en la que, de acuerdo con los sondeos más recientes, podría conocer la derrota en su invicta carrera como primer mandatario. En su pueblo natal, el sopor de la tarde del llano es similar a la actitud de los lugareños ante el acto comicial del 7 de octubre.
Silencio, desgano, incertidumbre: el recelo de quienes saben que están en un lugar en el que hay ojos por todos lados.
A pesar del acrecentado culto a la personalidad del Presidente por instituciones y medios de comunicación del Estado, el poblado no despierta mayor interés turístico. Los Chávez Frías se fueron de Sabaneta a Barinas la capital del estado en la década de los sesenta cuando los hermanos mayores comenzaron a cursar bachillerato, pues la escuela Julián Pino carecía de liceo. Además, no son visitantes asiduos.
Control rojo
El Presidente estuvo en Sabaneta en enero de este año para poner la primera piedra del centro de educación inicial Mamá Rosa, un homenaje a su abuela que cumplió 30 años de fallecida; luego, durante una misa en abril para pedir por su salud después de una recidiva del cáncer que anunció padecer en junio del año pasado. El 28 de julio, día del 58 cumpleaños del jefe del Estado, se celebró la fiesta Chávez en el Corazón de Sabaneta, pero él no estaba. Sólo su sonrisa de afiche.
“Lamentablemente, el pueblo está controlado por los Chávez que nunca vienen. Ni siquiera el alcalde (Aníbal), que es el hermano del Presidente. Verlo es un milagro”, dijo con voz temblorosa Brígida Gallardo de Pino, comerciante que vende cintillos y ganchitos para niñas en las inmediaciones de la plaza Bolívar.
Una búsqueda sencilla por Internet muestra un dato singular: en la página web de las páginas amarillas de Cantv aparece el teléfono de Aníbal Chávez, y la dirección que le atribuyen es la del aeropuerto.
“Hay miedo en la comunidad. Se vive con temor. La gente dice: `No digas eso. Si saben, no te van a dar cosas’. Me dicen que les gustaría cambiar, pero si cambian les quitan la pensión y no les dan sus casas.
Hay un miedito interno. En Sabaneta, si dices algo contrario al Gobierno, no te van a dar nada de lo que estás esperando”, dijo Gallardo.
Ella es madre de tres hijos: un ingeniero y dos licenciados en Educación. Denunció que sus hijos no consiguen trabajo por ser opositores, por votar contra Chávez y por no adular la figura presidencial: “Mi hija es secretaria. El ingeniero pega bloques y mi otro hijo es buhonero. No quieren ponerse franelas rojas para conseguir trabajo. Mi hijos no asisten a esos actos porque son políticos. Hay demasiada adulación a Chávez en el pueblo. Si aquí hay un acto cultural el 24 de Julio o es el Día del Árbol que no tiene nada que ver con Chávez, le meten a uno canciones sobre Chávez.
A pesar de todo eso, en el fondo la gente está cansada. Sólo aguanta”.
De la adulación que menciona la comerciante podría hacerse un paseo a través de los espacios de culto, como la isla Madre Vieja, donde el niño Hugo se bañaba en sus tardes libres y hoy quedan pequeños pozos de agua estancada; la plaza Sabaneta, donde el niño Hugo dio su primer discurso en honor al Día de la Bandera; muy cerca de ahí está la casa de un tío del pequeño Hugo, Marcos Chávez, convertida hoy en una casa del partido PSUV, pintada de un rosa fuerte, donde sobresale un jardín con un arbusto de flores rojas y un mural del ex teniente; y a una cuadra del punto socialista, en la avenida Antonio María Bayón, se construye el centro de educación inicial Mamá Rosa, terreno en el que se encontraba la casa de Rosa Inés Chávez, donde el Presidente pasó su infancia y escenario en el que se recrea buena parte de sus nutridas historias de la niñez.
En las calles abundan huecos, cloacas obstruidas rodeadas de cintas de “No pase” y carteles del alcalde de Sabaneta en los que se lee: “Aníbal trabaja por ti”. Pero el murmullo sabanero pregunta: “¿De qué ha servido para esta región llanera que una familia sabanatense esté en el poder?”. La interrogante genera temor en los transeúntes de la plaza Bolívar de Sabaneta, ágora llanero invadido por la publicidad gubernamental y secuestrada por el silencio. Todos miran a su alrededor antes de responder, unos sonríen y se van, otros dan su tarjeta de presentación y piden ser contactados en la semana, pero sus teléfonos están apagados. “Aquí en Sabaneta hay mucho clientelismo”, dijo el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática en Barinas, Luís Felipe Milano. Y eso se traduce en votos.
En 2006, de acuerdo con el boletín de prensa del Consejo Nacional Electoral, el presidente Chávez obtuvo 12.029 votos (87,45%) de los votos en Sabaneta, contra los 1.699 votos de Manuel Rosales. En las elecciones regionales de 2008, Adán Chávez ganó la gobernación con 9.643 votos contra los 2.516 votos de Julio Cesar Reyes. A la par, Aníbal Chávez ganó la Alcaldía de Sabaneta con 10.021 votos contra 1.352 votos de José Torres. Y en los comicios por el Parlamento Latinoamericano 2010, la curul por voto lista del PSUV obtuvo 10.005 votos versus 2.783 conseguidos por AD. Henrique Capriles Radonski, el oponente de Chávez el 7 de octubre, ha visitado varias veces el estado, pero nunca ha ido a Sabaneta, enclave emblemático de la historia reciente del país.
Cerca de ese puesto de ganchos está la carnicería Los hermanitos Martínez, local con aire acondicionado a millón, donde Abraham Peña, sabanatense de nacimiento, compra los cortes de carne de todas las semanas. Mientras ve la balanza en la que colocan el kilo y medio de pollo que se va a llevar, dice: “Aquí se vive con incertidumbre”.
“En Sabaneta obligan a la gente a ponerse una camisa roja. No sirve que las calles estén maquilladas. No vemos ningún progreso. Vamos en descenso, vamos hacia atrás. De na’ sirve que los Chávez sean de aquí. Nos apagaron la esperanza. Sólo hay politiquería, pura pantalla. Veo fascismo. Detrás del dibujo está la realidad, que somos nosotros, los habitantes del Alberto Arvelo. Sólo nosotros sabemos lo que pasa”, dijo Peña. “Sabaneta no es la cuna de la revolución. Es la cuna del egoísmo”, señaló. Pero las vallas de bienvenida dicen lo contrario.
En la entrada al estado llanero por la autopista José Antonio Páez hay un puente decorado con un mural rojo que dice: “Bienvenidos a Barinas”, en el que están los tres rostros de los hermanos: Aníbal, Adán y Hugo, lo que recuerda a los carteles de los entrañables actores Larry, Moe y Curly. A lo largo de los 50 kilómetros que separan la capital de Sabaneta, en cada poste de luz hay carteles con el rostro del comandante hasta que aparece la ex finca La Marqueseña, propiedad de Los Azpúrua, que por medio de la Ley de Expropiación, específicamente el “método Chaz”, pasó a manos del Estado, y ahora es el Centro Genético Florentino, trofeo de la revolución.
Al llegar a Sabaneta por la carretera La Veguita- Puerto Nutria sobresale la valla que dice “Bienvenidos al municipio Alberto Arvelo Torrealba, ¡cuna de la revolución! ¡Viviremos y venceremos”. Cuando algún curioso toma una foto al aviso donde, claro, está el rostro presidencial gente de la zona sonríe y manifiesta su orgullo de ser chavista.
Dulce pobreza. Como en muchos de los pueblos del interior del país, en Sabaneta las fuentes de trabajo están relacionadas con el Gobierno. En este caso, el vínculo es la agricultura. El estado cuenta con tierras de tipo A1, clasificación que señala que son las mejores tierras para cultivar en Venezuela. A pesar de eso, en la entidad se vive en pobreza. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Barinas fue en 2010 y 2011 el estado más pobre de Venezuela, donde 20,9% de su población vive en pobreza extrema, es decir, no tiene ni para comprar comida.
El dirigente popular Cesar Torres asegura que la pobreza está asociada a las pocas opciones de trabajo: “Aquí no hay libertad para cultivar. La agricultura está descuidada porque se le ha dado prioridad al cultivo de la caña de azúcar por el Caez (Complejo Agroindustrial Azucarero Ezequiel Zamora). Eso va en detrimento de todo. Aquí antes se cultivaba mucho maíz, caraota, ajonjolí, arroz. Hoy, con la siembra de la caña, casi no hay más producción de otros rubros. A la vez está el problema de que el Caez no funciona a plena capacidad y se pierde mucha caña pues el complejo no tiene capacidad para la molienda y se pierde lo cultivado. Aquí los productores viven mal”.
El Caez, industria vecina de Sabaneta, tardó nueve años en ser construido. Su ex presidente, Antonio Albarrán, fue destituido por la Asamblea Nacional porque se le responsabilizó en 2006 del manejo irregular de recursos públicos.
Miguel Torres, ex director principal del Caez y productor de caña, señaló que de 53% de la zafra de caña de azúcar correspondiente a 2011-2012 se quedó diferida (no cortada) en el campo porque el Caez no cuenta con la suficiente capacidad de molienda y procesamiento del rubro.
La mirada de Torres parece perderse en alguna llanura: “Todos vivimos mal. Añoramos la tranquilidad de Sabaneta. El pueblo está triste”.
Un pueblo triste, inseguro y a la espera
Atrás quedó la alegría que contagia el joropo y la carne en vara en Sabaneta. Ya la gente no duerme con las puertas abiertas y cada día levantan cercas más altas a sus casas, escondiendo a las acacias y cayenas. La tranquilidad del estero llanero es interrumpida por el ruido de la motos. Las garzas blancas y los alcaravanes compiten con la proliferación de vallas publicitarias de Hugo Chávez. Todos conviven en una ciudad disfrazada, donde se esconden los problemas.