miércoles, 29 de septiembre de 2010

Mejor si la mujer es bella y buena

Dijo Napoleón Bonaparte: "Una mujer hermosa es un dije; una mujer buena es un tesoro." Ergo, digo yo, ¡si es bella y buena mucho mejor!

Ella era hermosa y era buena,
con la hermosura de una diosa
y la bondad pura y serena
de una mujer buena y hermosa .
La sonreí... Nos sonreímos.
Se me acercó... Nos acercamos.
La comprendí... Nos comprendimos.
Me celebró... Nos celebramos.

Pero el mundo dijo que aquel era amor
y toda mi dicha se trocó en dolor.

Como a la flor la mariposa,
como a la brisa la azucena,
así la quise. Ella era hermosa,

ella era hermosa y era buena.

Yo me gozaba en su hermosura
y ella mi ingenio celebraba.
Nuestra amistad era bien pura
y nada nos atormentaba.

Pero el mundo dijo que aquel era amor
y toda mi dicha se trocó en dolor.

Yo no podía estar sin ella:
juntos pasábamos el día.
Yo la miraba, ¡era tan bella!
Yo la miraba, ella me oía.

Nuestros discursos eran graves,
nunca el amor apuntó en ellos.
(Nunca aludí a sus manos suaves
ni a la luz de sus ojos bellos.)

Pero el mundo dijo que aquel era amor
y toda mi dicha se trocó de dolor.

Yo la quería, dulcemente:
era un querer como un ensueño.
La habría amado locamente
si no hubiera tenido dueño.
Pero era esclava de un esposo
y nunca habría ser mía
y por eso era yo dichoso
con el querer que la tenia.

Pero el mundo dijo que aquel era amor
y toda mi dicha se trocó en dolor.

Una mañana nebulosa
me separé con honda pena
de esa mujer buena y hermosa
como una diosa hermosa y buena.

Ella se fue... Pero yo sigo
queriéndola como en un sueño.
Su imagen va siempre conmigo
y de esa imagen soy el dueño.

Y ahora mi alma piensa en su dolor:
¡Bien decía el mundo que aquel era amor!


Manuel Magallanes Moure



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