martes, 31 de mayo de 2011

Camino y carretera

Por Natalia Martín

"Claro que hay lugar para la esperanza, pero lo malo es que no sabemos dónde", dice Garrido. La frase casi me gusta tanto como aquella otra: "lo que hay que saber no es lo que hay detrás de la noticia, sino delante de ella". En la famosa canción de Manu Chao, la esperanza siempre queda en la próxima estación.

En este bellísimo pasaje de Milan Kundera, forma parte del propio camino:


“Camino: franja de tierra por la que se va a pie. La carretera se diferencia del camino no sólo porque por ella se va en coche, sino porque no es más que una línea que une un punto con otro. La carretera no tiene sentido en sí misma; el sentido sólo lo tienen los dos puntos que une. El camino es un elogio del espacio. Cada tramo del camino tiene sentido en sí mismo y nos invita a detenernos. La carretera es la victoriosa desvalorización del espacio, que gracias a ella no es hoy más que un simple obstáculo para el movimiento humano y una pérdida de tiempo.

Antes de que los caminos desaparecieran del paisaje, desaparecieron del alma humana; el ser humano perdió el deseo de andar, de caminar con sus propias piernas y disfrutar de ello. Ya ni siquiera veía su vida como un camino, sino como una carretera: una línea que va de un punto a otro, del grado de capitán al grado de general; de la función de esposa a la función de viuda. El tiempo de la vida se convirtió para él en un simple obstáculo que hay que superar a velocidades cada vez mayores.

El camino y la carretera son también dos concepciones diferentes de la belleza. Cuando alguien dice que en tal o cual lugar hay un paisaje hermoso, eso significa: si paras el coche verás un hermoso castillo del siglo XV y junto a él un parque; o: hay allí un lago y, por su brillante superficie, que se extiende a lo lejos, navegan los cisnes. En el mundo de las carreteras un paisaje hermoso significa una isla de belleza unida por una larga línea a otras islas de belleza.

En el mundo de los caminos la belleza es ininterrumpida y constantemente cambiante; a cada paso nos dice: ¡Detente!”

Natalia Martín Cantero,
periodista





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