lunes, 4 de octubre de 2010

Una periodista comenta como twitteó la revuelta en Ecuador


Una de las mejores crónicas sobre lo ocurrido en Ecuador el pasado 30 de setiembre se contó en Twitter, en tiempo real, en medio de balas. Susana Morán, periodista de El Comercio de Ecuador, usó un Nokia E71 para dar a conocer detalles de la crisis. Su cuenta en Twitter fue la página en blanco que llenó de mensajes de 140 caracteres que resultaron fuente de información para miles de personas, de todas partes del mundo.

“En los exteriores del hospital de la #policiaec hay piedras, casquillos de bala, llantas quemadas, vidrios. Es un panorama desolador”, escribía Morán en su celular. Periodistas y ciudadanos de diversas partes del mundo seguían su conmovedor y preciso relato. Conversamos con ella sobre esta dramática y valiosa experiencia que ha llamado la atención de importantes medios.

¿Cómo fue la cobertura de la crisis en Ecuador?

-La cobertura se dio en condiciones muy difíciles: algunos policías insubordinados no permitían tomar fotos ni filmar, a algunos colegas les maltrataron y les quitaron el material. En mi caso, no usaron la violencia pero sí me pidieron en varias ocasiones que no tome fotos. Otro episodio: los medios televisivos privados habían sido obligados a pasar la señal del canal estatal, además muchas páginas web de medios nacionales dejaron de funcionar por distintas razones: mucha demanda, aspectos técnicos, etc. Lo de la cadena y lo de las páginas me enteré en la calle leyendo Twitter. A eso se suma el peligro y la violencia en que terminó el 30 de septiembre. Pude ser testigo de periodistas muy valientes que no dejaron el lugar de los hechos para contar lo que estaba sucediendo.


Usaste Twitter para dar cuenta de lo que pasaba e incluso twitteaste desde el baño en plena balacera. ¿Qué valor tuvo Twitter para tu labor en ese momento?


- Twitter fue extremadamente valioso. No solo me sirvió para compartir en tiempo real lo que veía afuera y dentro del Hospital de la Policía. Fue para mí una verdadera fuente de información: por ejemplo, los twitteros me hablaron de la censura, del anuncio de un rescate, de lo que ocurría en otras ciudades, de la salida del Presidente del hospital (recuerda que minutos antes me había encerrado en un baño tras el inicio de la balacera y no vi cuando salió Correa). Y finalmente, mientras avanzaban las horas recibí muchos mensajes de apoyo y eso me motivó a seguir allí y no desfallecer. Cuando salí del hospital a salvo y llegué al diario, leí la infinidad de menciones pidiendo que me cuide porque ya había cumplido mi deber. Fue conmovedor.


El diario donde laboras ofreció información minuto a minuto. ¿Cómo plantearon la tarea de informar y qué tan importantes fueron las redes sociales para este fin?

-El objetivo fue siempre informar a través de cualquier medio. Cuando se cayó la página de El Comercio (www.elcomercio.com), mis compañeros y editor decidieron seguir informando a través de las redes sociales del Diario. Ellos me hacían RTs todo el tiempo y enviaban los flashes de más reporteros y corresponsales. Las redes sociales fueron básicas porque llenaron el vacío informativo que había en ese momento y se prolongó por horas hasta que el sitio volvió al aire.


Dijiste ayer que ha sido el suceso más violento que viviste. Informar desde el móvil ha sido toda una experiencia. ¿Qué smartphone usaste? ¿Qué valor le das a este gadget luego de este incidente?

Usé un Nokia E71 y se convirtió en mi principal aliado. Esta no fue mi primera cobertura en tiempo real, ya había usado antes algunas apps como Snaptu, Bambuser, Qik, Gravity. Las tenía configuradas y listas para usar en cualquier emergencia. Ese día estaba de vacaciones, pero cuando me dirigía a una diligencia personal me encontré con semejante hecho. Llevaba un celular con la batería llena, tenía todas las herramientas para transmitir fotos, videos y textos. Entonces no dudé en hacerlo. Pero después de 4 horas empecé a tener problemas con la batería, no tenía el cargador pues pensaba regresar pronto a casa. Pedí ayuda al Diario y hasta en Twitter, por suerte un mensajero de El Comercio me salvó la vida con el cargador que me llevó. Y cada que podía lo conectaba a mi celular, pero fue muy difícil encontrar tomacorrientes. Pasadas las 22:00 murió el celular. Durante todo el día lamenté no tener una batería adicional o un aparato portátil en el que pueda recargar el celular. Pero cuidando la poca batería que tenía mi móvil durante las últimas horas creo que logré contar lo más importante.

Enlace de interés:
El testimonio de otro periodista de El Comercio de Ecuador en You Tube.

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