
 Charito Rojas   
“Cuando era niño me decían que cualquiera podía llegar a  presidente  de la Nación. Estoy comenzando a creerlo”. Clarence S.  Darrow  (1857–1938), abogado nacido en Illinois, directivo de la Unión   Estadounidense por las Libertades Civiles.
 El Comandante cree que le metió el dedo  en el ojo a su odiado  “Imperio”, expropiando la filial venezolana de la  transnacional  norteamericana Owens Illinois. En realidad, le fregó la  vida a los 1.200  trabajadores directos, a los más de 3.000 indirectos, a  los  consumidores que muy pronto van a ver la falla de los envases  vítreos en  el mercado… y a Empresas Polar. Sí, Polar consume el 80% de  los envases  de vidrio que hace Owens Illinois: las mayonesas, las  salsas y la  cervecita Polar vienen en botellas que dicen OI.
 Ladinamente se dio cuenta de la  impopularidad de medidas que  afectarán frontalmente a Polar, entonces  decidió el camino de siempre,  el de los villanos, el de los abusadores,  el de los canallas:  aprovecharse del poder para destruir todo el  aparataje que sustenta la  más grande empresa de alimentos del país. El  gobierno tiene azotada a  Empresas Polar a punta de inspecciones,  multas, procedimientos  administrativos, impuestos y acoso de  funcionarios de todo orden. Le  implosiona la paz laboral con  grupúsculos de tarifados que toman los  portones de empresas como EFE  para que los trabajadores no puedan  ingresar, paralizando así la  producción y generando pérdidas a la  empresa.
 El éxito de Polar tiene que ser  envidiado por esta partida de  incapaces que ha destruido los buques  insignia del progreso en  Venezuela, verbigracia, Pdvsa, el Metro de  Caracas, el Teresa Carreño,  por mencionar sólo los más emblemáticos.  Todo lo que tocan lo destruyen:  la desolación y miseria que vemos en  este país petrolero es  injustificable, después de once años de gobierno  omnímodo, absoluto y  con los ingresos más fabulosos que haya tenido  gobierno alguno. Todo lo  han malgastado en una revolución encaminada a  endiosar a un hombre  construido del peor barro del país. No hay  justificación para la  desinversión en infraestructura, en servicios  básicos, en la red  hospitalaria, en los centros educacionales. Es una  vergüenza que a estas  alturas aleguen que no los dejan gobernar o peor  aún que no tienen  recursos. Unos desgraciados que fungen de  gobernadores, alcaldes,  diputados, aplauden y doblan el lomo ante  órdenes que perjudican  directamente a las personas que los eligieron.  Qué pena dan esos  diputados que aprueban leyes que despojan a los  ciudadanos decentes para  favorecer a una horda de mantenidos y  sinvergüenzas que medran en las  cercanías del poder. Qué infamia la de  esos gobernadores que no  defendieron las competencias de sus estados y  permitieron que les  quitasen los logros de la descentralización que  proveían de recursos a  las regiones. Malditos los soldados que vuelven  sus armas contra su  pueblo, decía Bolívar. Y eso es lo que sucede en  este pobre país donde  una corrupta y malvada clase gobernante esta  exterminando todo lo que  sirve y vale.
 Cuando el Comandante, único dueño de  este país según se puede  ver, se levanta con ánimos de expropiar, no  escoge huesos secos. No, a  él le gusta el lomito. El Hato El Frío, El  Charcote, la Agropecuaria  Flora, la hacienda Santa Teresa o la Santa  Clara, el Valle del Turbio,  los fundos de Guárico. Las consecuencias  están a la vista: campos  yermos, desabastecimiento, importación y  pudrición masiva de alimentos.  No se estimula la producción agrícola  nacional sino que se da trabajo a  los agricultores y ganaderos de otros  países que están felices porque  Venezuela les está comprando a precio  internacional su producción. Y el  Comandante feliz, porque según él  está arruinando a la oligarquía, los  campesinos sacan siete topochos  donde antes se extraían toneladas de  caña de azúcar y además, logra el  apoyo político de los países  beneficiarios de su manía importadoras. Y  por supuesto, también están  felices los funcionarios de segundo y  tercer orden que se llenan las  alforjas en las negociaciones, que  rapiñan los bienes expropiados, que  viven de la desgracia del prójimo.
 El año pasado el régimen expropió 131  empresas, sin contar con  las expropiaciones o confiscaciones agrícolas.  Este año, en menos de 10  meses, ha expropiado 200 empresas. Cercando  el target. El target es  Polar. Un paso muy importante lo dio  expropiando a Agroisleña, un  gigante de la venta y distribución de  implementos, fertilizantes y  equipos agropecuarios, que daba créditos a  18.000 pequeños empresarios  del campo. Los empleados de Agroisleña han  denunciado maltratos y  despidos. Les dicen que son “guarimberos” y  “contrarrevolucionarios”  porque se resisten a que su empresa sea  controlada por un gobierno que  no ha sido siquiera capaz de mantenerles  los bombillos encendidos a los  venezolanos. Agroisleña era un  importante suplidor de los cultivos que  suministran materia prima a  Empresas Polar. Ese fue un golpe noble, uno  bien fuerte en la cadena de  jabs que viene dándole el gobierno al oso  para tumbarlo.
 Ahora es Owens Illinois. La estupidez  oficial se relame pensando  en el gran punto que se anotaron en su lucha  antiimperialista. Ni  siquiera saben que la filial venezolana  representa sólo el 5% de la  producción de este gigante mundial que  fabrica el 40% de los envases de  vidrio usados en el plantea. Los  fundamentos alegados para la  expropiación sólo hablan de la estupidez  intelectual y moral del  régimen. Si estaban contaminando el ambiente,  ¿dónde están las acciones  del Ministerio del Ambiente contra ellos?  ¿Dónde están las multas, las  negociaciones, que deben existir en países  civilizados? Ah, pero es que  también los expropiaron porque tratan mal  a los empleados y los están  explotando. Entonces ni siquiera hablaron  con esos empleados a los que  supuestamente están defendiendo, porque  ellos ya se manifestaron en  contra de la expropiación, están negociando  un contrato colectivo a ser  firmado en noviembre y del cual ya tienen  85% de las cláusulas  aprobadas. Además el gobierno no preguntó antes de  expropiar el sueldo  promedio de los trabajadores de planta de OI:  Bs.F. 2.500, más bonos,  más cesta ticket, más beneficios contractuales.  Por eso los empleados de  Owens están tan indignados: saben que el  Comandante no los defiende a  ellos sino que quiere jorobar a Polar.
 El gobierno expropió a las cementeras  transnacionales y no hay  cemento en el país, estatizó a Sidor y no hay  acero, expropia areneras y  granzoneras y no hay asfalto, expropia  fincas y no hay leche, carne,  azúcar, arroz. Prepárense: Owens Illinois  fabrica los envases de vidrio  de estos productos Polar: Mazeite,  Yukery, Pampero, La Torre del Oro,  Campoamor, Colcafe, Gatorade, maltas  y cervezas Polar, Regional.
 Owens Illinois, con más de 50 años de  operación en Venezuela, con  personal totalmente venezolano, también  suministra envases para  compotas, aguas, otras marcas de refrescos,  productos de belleza y ojo,  para muchas medicinas que no pueden ser  envasadas en plástico. Así que  conociendo la manifiesta incapacidad de  la administración chavista,  auguramos que una gran cantidad de  productos indispensables en nuestras  vidas escasearán en corto plazo.
 La revolución exterminadora ronda al oso  y los venezolanos y sus  líderes deben tomar acciones que frenen esta  destrucción masiva del  país. Hay que apelar al sentimiento patrio de  los militares para que  cumplan su obligación de hacer respetar la  Constitución, al igual que  los jueces, fiscales y administradores de la  justicia. Dejen el  uniforme, dejen los cargos, si no son capaces de  proteger los derechos  de los venezolanos que hoy se encuentran  indefensos ante la rapiña de un  régimen depredador que en muy poco  tiempo, si le dejamos, no dejará  piedra sobre piedra.
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